el informático, que tenía 35 años, muere sin causas aparentes una semana antes del inicio de la gran cita anual de los «hackers» que tendrá lugar en Nevada
Barnaby Jack,
un famoso pirata informático de 35 años que pudo forzar al banco ATM a
soltar dinero y provocó mejoras de seguridad para los dispositivos
médicos, murió la semana pasada en San Francisco. La Oficina del Forense
de San Francisco dijo que Jack murió el jueves, aunque sin dar más
detalles.
El pirata informático iba a aparecer en la convención de
«hackers» Black Hat en Las Vegas la próxima semana, mostrando técnicas
para atacar remotamente dispositivos implantados en el corazón.
Su especialidad era encontrar fallos en los diminutos
ordenadores dentro de equipamiento de médico y de máquinas de bancos.
Recibió ovaciones en convenciones de piratas informáticos por su
creatividad y sus dotes escénicas. Incluso llegó a decir que podía matar
a un hombre a nueve metros accediendo a su marcapasos.
Fue uno de los piratas más conocidos del mundo después de
que en 2010 hiciese una demostración de «Jackpotting» - hacer que los
cajeros automáticos suelten billetes. El último trabajo de Jack fue en
la consultora de ciberseguridad IOActive Inc, que dijo en un mensaje en
la popular red de «microblog» Twitter: «Perdimos pero no olvidamos a
nuestro amado pirata, Barnaby Jack ha muerto».
Además, es conocido por ser el primer
«hacker» que supo romper la seguridad de un cajero automático. Nacido en
Nueva Zelanda, fue encontrado muerto el jueves por la noche en un
apartamento en el barrio de Nob Hill de San Francisco, según dijo un portavoz de la policía a la agencia Reuters.
Uno de sus grandes éxitos fue encontrar errores en pequeños ordenadores integrados en los equipos tales como dispositivos médicos y cajeros automáticos. De hecho, había planeado para demostrar sus técnicas introducirse en marcapasos y desfibriladores.
Hace dos años, este «hacker» comenzó a
dedicarse a encontrar vulnerabilidades en los productos sanitarios. Su
investigación llevó incluso al fabricante de dispositivos médicos
Medtronic a renovar su forma en la que que diseña sus productos para
evitar intromisiones.
Eso sí, su pasión por «hackear» a
veces le metió en problemas. En 2010, se «conectó» a una máquina
dispensadora de lingotes de oro en un casino en Abu Dhabi asegurando que
tenía permiso del director de hotel para intentar «hackear» la máquina,
pero el sistema de seguridad intervino y resultó que la compañía no
disponía, en realidad, de ninguna la máquina similar, por lo que Estados
Unidos tuvo que intervenir para resolver el malentendido. La repentina
muerte de Barnaby Jack ha provocado reacciones similares a las que hubo tras el suicidio del activista «hacker» Aaron Swartz en enero.
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